Como “cada casa es un mundo” no debemos “dar nada por hecho”. Si tenemos idea de contratar un/una empleado/empleada de hogar, deberíamos antes tener preparado un pequeño resumen que haga saber al nuevo/nueva empleado/empleada de hogar las preferencias, estilos y horarios que nos gusta que se sigan en nuestra casa.
Podemos pedir que sepa cómo usar los electrodomésticos o que sepa cocinar, además de otra serie de tareas que configuran las labores del cuidador o trabajador del servicio doméstico (plancha, cristales, chófer, etc…) pero lo que no podemos es exigir que responda a nuestros estilos y costumbres “particulares” sin haberlos explicado.
Es verdad que el empleado o empleada de hogar debe hacer uso del sentido común y con ello facilitar la labor del empleador, pero también debemos tener claras las diferencias de origen y culturales que afectan a este sector y que hacen tan diferente la forma de hacer y entender las cosas.

Un poco de paciencia inicial puede dar grandes resultados futuros y ante todo, me parece importante un trato respetuoso a la vez que cordial con nuestro nuevo empleado/empleada del hogar, que les permita preguntar ante la duda y ejecutar sus labores sin miedo al posible error que pueda surgir en las labores diarias antes de que estas se conviertan en rutinas erróneas, más difíciles de cambiar, o que, por no haberlas explicado ni corregido, se hagan “enormes bolas” que lleven a la impaciencia y desesperación de la empleadora por un simple error de incomunicación inicial.
Puede parecer más complicado cuando se contrata a un cuidador de ancianos, niños o una canguro. En este caso estamos confiando a nuestros seres más queridos, y en un momento dado más débiles, en manos de alguien nuevo. Lo mejor para poder empezar a actuar correctamente sería tener preparado un horario que marque rutinas, menús y tratamientos en caso de enfermedad, sin dejar en manos de la “lógica” nada que sea de vital importancia. Importante es saber que todo aquello que expliquemos (de palabra o por escrito, y en esta duda yo prefiero lo segundo ya que “papelitos hablan lenguas”), debe ser entendido por alguien que todavía no nos conoce o que, en muchos casos, no tiene una gran experiencia en el sector del servicio doméstico, además de que, como hemos comentado anteriormente, proviene la mayoría de las veces, de un entorno de otro país, con cultura y costumbres diferentes a las nuestras.
Los primeros días, además, deberemos preguntar a nuestro/a nuevo/a empleado o empleada de hogar si entiende todo lo que le hemos explicado, si lo realiza sin dificultades e insistirle, hablando de manera cordial, en que nos pregunte todas las dudas que le surjan, ya que es mejor tener una buena comunicación para la buena marcha del trabajo y para que se adapte a nuestro hogar de manera satisfactoria.
No quiero acabar esta entrada sin recordar que el mismo día en que la empleada o empleado de hogar, cuidador, cuidadora, etc… entre en nuestra casa, deberíamos tener contrastadas las referencias de trabajos anteriores, firmado por ambas partes el contrato de trabajo, en su caso haber tramitado el alta en la Seguridad Social, e hilando más fino, solicitarle un certificado de no tener antecedentes penales en España.
Lo que bien empieza, bien acaba.
Redacción: Domesticoo
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